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lunes, 29 de enero de 2024

Historias que deja el Fenomeno del Niño

 Historias que deja el Fenomeno del Niño

Bobby

Historia


El día amaneció y el tiempo se anunció claro y diafano, las cumbres lejanas se veían cubiertas de una densa neblina, el río bajaba con su caudal crecido y amenzaba desbordarse.

- Esta lloviendo en las partes altas, en la sierra.

Fue el comenatario de los campesinos que estaban preocupados por que podría bajar un "huayco" por la quebrada.
En la hacienda se criaban caballos de paso, habían perritos y otros animales y corrían el peligro de ser arrastrados por las aguas desbordadas y que siempre bajan con piedras, ramas y todo lo que encuentra a su paso.
Esta foto fue del último "huayco" donde el Bobby fue arrastrado varios metros, pero al final pudo salir del agua y se salvó y luego buscó un lugar seguro, lejos del río para sacudirse y cansado y asustado se hecho y se quedó dormido.

lunes, 3 de abril de 2023

El viaje a Iquitos

  Viaje a Iquitos


Loreto

Entre a trabajar a una fabrica de artefactos domésticos muy joven aún, 18 años, sin embargo tuve muchos amigos, entre ellos a Juan Seclén, un muchacho chiclayano muy jovial y amiguero, un buen día me invitó a una fiesta donde conocí a Javier un micro emprendedor que tenía un negocio de lavado de ropa, para lo cual utilizaba un motocar o una moto de 3 ruedas con cabina amplia, la que utilizaba para transportar la ropa, recogía la ropa sucia y la entregaba después del lavado, secado y planchado.
Resulta que a una reunión a la que nos invitó Juan Seclén acudimos Javier y yo, pero el amigo había acudido en su furgoneta y a media noche ya "había enterrado el pico" mejor dicho estaba bien borracho y nada lo despertaba, asi que Juan me encargó que lo llevara a su casa:
- Por favor Antonio lleva a Javier a su casa.
- ¿Como lo llevó en un taxi?
Pregunté
- Noo, llevaló en su furgoneta y si aún no se despierta lo dejas en la puerta de su casa y te vas.
Fue lo que me indicó Juan Seclén muy comodo dando ordenes.
- No, si yo no se manejar auto, menos moto.
- Mira Antonio, es bien fácil arrancas la moto y después es como un juguete, manejas pegado a la vereda y solo fijate en los semáforos y respeta la luz roja, ok.
Y yo muy servicial, con ayuda de Juan subimos a Javier que estaba "seco" de dormido, nada lo despertaba y lo metimos en la cabina de la motorcar arranque y no pare hasta llegar a su casa, apague el motor y le deje las llaves en su bolsillo y me fuí.
Al día siguiente me tocó la puerta de mi casa para protestar, primero había ido a la casa de Juan y este le había comentado que yo era el que lo había dejado en su casa. sin embargó fui contundente que si nada le había pasado no había de que protestar y que mas bien debería de dar las gracias.
Felizmente eran épocas tranquilas, no había tanta delincuencia como hay ahora, los lecheros dejaban los pedidos en la puerta se las casas y a nadie se le ocurría llevarselas, a veces hasta los panadero dejaban los paquetes de pan amarrados en las puertas y no pasaba nada.
Ese acto bien o mal me abrío la inquietud por aprender a manejar autos.
Sucedió que renuncié a esa empresa por problemas laborales y de sueldo, el jefe de la sección donde trabajaba había renunciado y sin aviso oficial ni de ninguna otra indole me habían asignado como su reemplazo, pero con el mismo sueldo de ayudante del jefe, después de varios días fuí a conversar con el jefe, el ing, Dill, un aleman canoso de lentes sin marco y que andaba con sandalias, pero con corbata de lazo o moño color rojo muy buena gente y le reclame sobre la diferencia de sueldos.
- Esperame un par de dias, luego hablamos.
Se quedó pensando y un rato después prosiguió:
- Voy a hablar con la gerencia y ellos te van a reconocer lo que corresponda.
- Ok. gracias ingeniero.
Pasó una semana y nada y yo ya sabía como sera eso, así que no iba a regalar mi trabajo y presenté mi carta de renuncia, cuando se enteró el alemán fue a buscarme a mi escritorio y me dijo que esperara una semana mas, pero yo ya tenía mi pasaje en el bolsillo, para viajar por tierra a Pucallpa y de allí en barco por via fluvial a Iquitos.

Hace ya un buen tiempo un amigo de la familia me llevó a trabajar a una empresa de metal mecánica, donde este amigo tenía un contrato para reparar los artefactos domésticos que ingresaban por fallas, era el servicio técnico de la empresa y luego de 6 meses donde aprendí mucho pasé a trabajar directamente con la empresa, en la fabrica de artefactos domésticos.
La empresa era la conocida Industrias Reunidas SA (INRESA) donde se fabricaban diversos productos para la industria, maquinaria para la pesquería, minería y también tenían una sección de artefactos domesticos: refrigeradoras, lavadoras y cocinas eléctricas entre otros productos, poco tiempo después el jefe de esa sección se retiró y el supervisor, de quién si me acuerdo, el ingeniero nacido en Alemania, Dill era un tipo de mediana estatura, casí como yo, blanco, pecoso o lunarejo no se podía precisar porque tenía pecas y lunares, medio calvo y la mitad de la cabeza peinaba canas, usaba sandalias de cuero todo el tiempo y tirantes en los pantalones, Markus Dill me llamó, hablamos y me encargó el puesto vacante para probar mi desempeño, yo conocía el trabajo porque  frecuentemente tenía que acudir a esa sección por repuestos, también solucionaba problemas que se presentaban en la línea de ensamblaje de los artefactos, por recomendación del amigo contratista y a los pocos días al notar que era apto para el puesto me nombró oficialmente para reemplazar al ex jefe, cargo que acepte gustosamente por que representaba un aumento de mis ingresos.
Pero resulta que al poco tiempo unos amigos del barrio me contaron que iban a viajar a Iquitos, capital de Loreto, el departamento mas grande del país y del Amazonas peruano.
La inquietud fue grande, yo guardaba el deseo, el anhelo de conocer la selva peruana, había guardado casí todo lo que recibía de sueldo ahorrando para un posible viaje y pense para mis adentros que yo también podría viajar con ellos, yo estaba interesado desde hacía un buen tiempo, habia escuchado hablar y había leído tanto sobre esa región, la selva amazonica era un misterio para mi y representaba un hermoso atractivo, casí mágico.
Como yo tenía un pedido de reconsideración de mi sueldo ante el ingeniero Dill, este me manifestó que esperara unos días mas.
Si me salía el aumento me quedaba a trabajar, sino me retiraba, no iba a permitir que me explotaran ni ser complice de mi auto explotación laboral. 
Resulta que el que se había retirado ganaba 3 veces mi sueldo y yo sentía que me estaban explotando

- He solicitado ante la gerencia el aumento de acuerdo al puesto que desempañas y me han comunicado que el gerente esta de viaje y que hay que esperar que regrese porque solo el puede decidir el aumento.

- Asi que no te preocupes, sigue trabajando ya vendran los beneficios.

Me respondía Dill ante mis reclamos y mientras que el tiempo iba pasando y yo me desesperaba.
Resulta que a los pocos días llegó el gerente y pasaban los días y como no sucedía nada, presente mi carta de renuncia.
Cuando el alemán Dill vió mi carta sobre su escritorio, se acercó a mi escritorio y me dijo:
- El gerente ya retornó del Uruguay, ya se incorporó a la empresa, su  secretaria ya le informó sobre tu aumento, así que tienes que esperar unos días, Ok.  

Pasó una semana y faltaban pocos días para el viaje a Iquitos, como no había una respuesta favorable, hice efectivo mi renuncia y libre al fin busque a los amigos y con gran pena de mi parte me enteré que estos ya habían viajado, me quedé desilucionado.
Siendo muy vehemente y tenaz, decidí viajar a Iquitos, aunque sea solo.
Iba a conocer el Amazonas y el río mas largo del mundo.
Pero el animo era mayor que la desilución y compré mi pasaje como solo habían 2 líneas aereas para el Amazonas, no tuve que escoger ni preguntar mucho, aunque era mi primer vuelo, compré en Tamsa, Transportes Militares S A de la Fuerza Aerea del Perú que salía todos los días, en Faucett no habían pasajes, estaban copados para toda la semana.
El vuelo era para el día siguiente a medio día y así fue, despues de despedirme de mi familia, tome un taxi que me llevó al aeropuerto, no esperé mucho, llegué a tiempo para embarcarme, el viaje fue directo, en el avión me tocó de compañero de asiento a un muchacho, eramos casí de la misma edad y nos enfrascamos en una tremenda charla que nos aligeró la ansiedad que producen estos viajes, se llamaba Daniel, según me contó su padre era oficial del ejercito, el avión demoró 2 horas en llegar al destino amazónico, al llegar al aeropuero, mientras bajamos para recoger nuestros equipajes me invitó a su casa, mas yo era un poco timido, pero mas que timido era precavido y solo no lo acepte sino que pense que sus padres no me conocían, que no se puede llevar un extraño a la casa y mas bien quedamos en encontrarnos al día seguiente, me acompañó a buscar un hotel, me instalé, Daniel solo llevaba una mochila, nos despedimos y quedamos en encontrarnos para el día siguiente.

- Te dejo para que puedas descansar, mañana vengo para recorrer la ciudad.

- BIen Daniel y gracias por tu atención.

- Asi somos en el Amazonas, somos muy atentos con los turistas. 

Me dijo solayando una sonrisa.
Después de acomodar todo y descansar un buen rato, salí a la calle a conocer Iquitos y a respirar la calidez de su clima, llegué a la Plaza de Armas, vi la Casa de Hierro a cierta distancia, me senté en la única banca que encontré vacía, las demás estaban ocupadas, hacía calor, ya iba a ser mediodía, me levanté para buscar donde almorzar, en el camino encontré una heladería, todos los helados eran de frutas de la selva, como aguaje, camu camu, cocona entre otros, compré el de cocona y quedé maravillado del sabor, era como para volver a comprar una docena, al poco rato di por concluido el paseo y regrese al hotel, quizas sea la emoción que hace que uno se agote rápido.
Al día siguiente llegó Daniel joven delgado, blanco y pecoso y me invitó a su casa para almorzar, acepté de buen gusto, al llegar sus padres demostraron ser muy amables y me invitaron a sentarme a la mesa, mientras me preguntaban mil cosas, cosa que acepte con muy buen animo mientras contestaba también de buen grado todas las preguntas y después de almorzar me enseñaron un dormitorio vació y me lo ofrecieron, sintiendome obligado acepté de buen grado, Daniel y su hermana Janet me acompañaron a recoger mi equipaje al hotel, donde habíamos quedado que iba a pagar diariamente, por lo que no tuve problemas, regresando raudamente a casa de los Ramirez, como apedillaba la familia de Daniel.
Me instalé en la casa, charlamos toda la tarde, después de cenar me fui a dormir y al día siguiente me levanté temprano y encontré a todos desayunando, sorprendido pensé que iba a incomodar, mas la señora Lucía se levantó y me invitó a sentarme para desayunar, luego me enteré que ibamos a ir al Casino Militar del que su padre era socio, por ser miembro del ejercito peruano, gustoso acepté, no me quedaba otra, tomamos el desayuno en medio de una charla tempranera y muy agradable, con chistes que hacía el papá de Daniel y de la que todos reíamos.

- ¿Que tal eres jugando basquet?

Me preguntó Daniel.

- Estoy en algo.

Contesté, 

- Pero mas le doy al fulbito.

Le dije, sorprendiendo a todos.

- Bueno, ya lo veremos, después que desayunemos, nos vamos, para regresar temprano a almorzar y después nos vamos a Quistococha.

- Bueno.

Manisfesté, un poco confundido porque no sabía  que era Quistococha.
Llegamos al Casino Militar, en la entrada hubo que prensentar los documentos, luego nos permitieron ingresar, no había nadie, entramos a la cancha y cogimos las pelotas, después de darles rebote las lanzabamos sobre los aros, con tal suerte logre encestar mas de 3 veces seguidas y otras 3 veces en tiros alternos, yo mismo me sentí sorprendido, porque casí nunca juego basquet, luego formamos, luego formamos dos equipos de a dos cada uno, con las dos hermanas de Daniel que nos habían acompañado.                                         
Pasé 15 días y conocí el Mercado de Belén lleno de exotismo y de gallinazos, el barrio de Belem, donde no existen calles, todos se movilizan en canoas, las casas estan montados sobre troncos, la Casa de Hierro construida por el ingeniero francés Gustave Eiffel, el zoológico, la rivera del Amazonas y la laguna de Quistococha.
En la tarde me llevaron a pasear por la Plaza de Armas, sorprediendomé por la muchedumbre que se había congregado allí, pero era normal no sucedía nada, solo era el clima, la estación de verano, donde el clima pasa los 40 grados, habían vendedores ambulantes de todo, los bancos ocupados, la gente se sentaba en la acera, otros daban vueltas a la plaza.
Me preguntaron si quería conocer el Amazonas:

- Antonio vamos al malecón para que conozcas en río.

Como no lo había visto, solo ví nubes en el vuelo, acepté.

- Si me gustaría, vamos.

Ya estaba oscureciendo, eran mas de las 6 de la tarde, el malecón estaba cerca, caminamos un par de cuadras y allí estaba el río Amazonas, imponente, inmenso, pasando por el costado de la ciudad, un enorme cauce con una gran masa de agua, imponente y desbordante.

Malecón Tarapacá

martes, 30 de marzo de 2021

Río

 El río: corriente de agua interminable

El río nunca es el mismo


El río en su nacimiento es un pequeño, tenue e insignificante goteo que cae del descongelamiento de los glaciales de las altas cumbres nevadas de las grandes montañas y en un sinfín canto y coro fluye un hilo de gotas interminables que unidas avanzan vertiginosamente como en una montaña rusa, inicia su travesía alimentado por las lluvias constantes y continuas que van aumentado su volumen y que en su caída y en bajada libre se va desbordando por las laderas, iniciando así su vida y en su desarrollo y recorrido ya es un niño pequeño llamado arroyo, de escaso caudal y poca profundidad que se puede cruzar saltando de piedra en piedra, logrando salvar las primeras dificultades el arroyito avanza trémulo y palpitante y conforme va avanzado va creciendo.
Saltando los vacíos de los abismos, donde hay un vacío, da un hermoso salto, llámese cascadas o cataratas, son hermosas y grandiosas, originando la descomposición de la luz y generando el maravilloso Arco Iris.
Las lluvias continuas lo van alimentando y va creciendo, sigue aumentando su cauce y baja en caída libre, al sentirse reforzado y mas fuerte va arrastrando todo lo que va encontrando. 
Es cuando el arroyo  bullanguero, alegre y divertido estando en su adolescencia ya es un arroyuelo o riachuelo, alegre y prometedor que va regando los pequeños valles, llenándolos de vida por doquier y alegrando los campos floridos y las florestas multicolores.
Las aguas del arroyo son tan nítidas y diáfanas como un cristal color turquesa en el que todo se refleja, es difícil distinguir cual es real y cual es el reflejo, cuando asoman los pececillos parecen suspendidos en el aire y a cada paso que hay dar, cuidando de no lastimarlos, pero son tan escurridizos que parecen pequeñas flechas. 
El arroyuelo esta urgido por llegar al llano donde lo esperan ansiosos y sedientos los árboles y los arbustos, para regar los campos de cultivo, los hermoso y fértiles valles y los enigmáticos bosques.
Ya mayor, el riachuelo se hace sentir, ahora brama y es el señor río, de tímido pasó a ser temido, nada lo detiene, todos lo respetan, porque para llegar a ser lo que es, bajó quebrando montañas y arrastrando rocas para hacer un camino y formar su cauce por el que avanza alegre y ruidoso.
Respetado es el señor río y avanza muy orondo y orgulloso por los valles del llano, la pradera, la sabana, regándolo todo.

- Donde nace el río, nace la esperanza de la naciente vida.

Los alegres campos de geranios multicolores y donde la reina es la rosa amorosa se alegran de su fiel amistad, lo que origina un sentimiento que va llenando el ambiente  de olores naturales, como el de la tierra mojada o de la dulce miel derramada, a frutos maduros, a ramas quebradas o flores arrancadas que protestan emitiendo sus aromas quebrantados; es el rezo de la Tierra desde el alba hasta el atardecer donde muchas flores cierran sus capullos y quedan en trances de meditación y otras las abren hechizando a las consecuentes noches. 
Fluye el riachuelo en su suave correr, sin apuros, sin prisa sobre su lecho pedregoso, aligerando el paso, ondulante, espumoso, goza rozando con el pedregal de su lecho, 
Conforme va en su cauce, este se va ensanchando, va creciendo y mayor es su alegría la ver como la gente se va alegrando.
Y salta y ríe al chocar contra el roquedal y sigue avanzando, serpenteando el valle nueva sangre se le va uniendo en una frugal transfusión y en una oquedad que encuentra en su camino se echa a descansar formando una bella laguna de aguas nítida, cristalinas, claras y transparentes donde retoza y goza antes de seguir su camino.
Su cauce va por bosque lluviosos, que insistían en llenar el río, por lo que apura el paso y rumoreando va cantando a los amores que se vuelven ingratos, así arrastra la vida y arrastra los recuerdos que en las noches de Luna evocan los amores que nunca se olvidan.
El río marchaba cargado de sorpresas, sus aguas corren alegres, avanzando y rozando a las piedras que se ríen felices.
Donde baja el río nace la reforzada esperanza de la naciente vida.
El río nunca es el mismo y en su recorrido cada vez mas, apura el paso porque al final hay alguien que lo espera con los brazos abiertos.


Antonio Encinas Carranza

A río revuelto