El fantasma de Ca l'Agapito (Leyendas)

 Leyenda del fantasma de Ca l'Agapito


Relato corto



Todos los edificios antiguos despiertan la imaginación popular y son candidatos a ser el centro de relatos y leyendas.
Muchas veces al verlos oscuros y polvorientos originan leyendas aún sin tenerlas y es el temor que suelen originar entre la gente mas influenciable.
Un edificio entrañable de Tarragona, España que hoy es propiedad municipal, es la llamada Ca l’Agapito.
Se trata de un antiguo beaterio de las dominicas que, cuando se trasladaron a su nuevo centro, a medianos del siglo XX, fue adquirido por un anticuario muy querido en la ciudad y que respondía al nombre de Agapito.
El beaterio de Santo Domingo de Tarragona fue fundado en 1668 por tres o cuatro religiosas procedentes del beaterio de Barcelona, en él, gran número de hermanas trabajaron con mucho entusiasmo en el apostolado de la enseñanza, siendo la primera comunidad femenina de Tarragona dedicada a este ministerio.
Agapito había nacido en la parte alta de Tarragona y su padre tenía un pequeño negocio familiar de venta de carbón para uso doméstico y él se dedicó a la compra-venta de muebles viejos y otros objetos, poco a poco su negoció mejoró y derivó al de anticuario y cuando adquirió el edificio del antiguo beaterio fijó allí su hogar y su comercio, el edificio era muy grande, incluso disponía de un claustro que rodeaba un patio y le permitía tener una amplia exposición de su oferta.
Luego comenzaron a correr rumores sobre gente que aseguraba haber visto sombras extrañas, imágenes de una monja, etc.; aunque todos los rumores han sido desmentidos (incluso en un programa de la radio local sobre temas de misterio) por la viuda de Agapito, que todavía reside en la ciudad y que vivió en la casa durante muchos años; por lo tanto cabe suponer que las historias son inventos y habladurías.
A pesar de todo, hace ya algunos años, se escuchó una historia simpática.
La mayoría de fantasmas son espíritus atormentados que aparecen de noche, sin embargo, cuentan que hace ya muchos años, por los alrededores de Ca l’Agapito aparecía, a plena luz del día, un extraño viejo que se dirigía a los niños y les regañaba severamente si habían dicho palabrotas o habían realizado alguna travesura.
Era una especie do “hombre del saco” de otra dimensión que, reprendiendo a los pequeños, colaboraba en su educación asustándoles sin hacerles daño alguno.
Sin duda la historia no tiene fundamento alguno, pero llamó la atención de las personas andan buscando historias de fantasmas amables.

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