La Divina Comedia - Canto sexto

 La Divina Comedia

Canto sexto: el infierno

Canto sexto: el canto sexto del Infierno de Dante Alighieri se sitúa en el tercer círculo, donde son castigados los golosos
El canto inicia con Dante que se levanta después del desmayo luego de haber hablado con Paolo y Francesca y mientras sigue triste y siente piedad por ellos ve nuevos condenados y nuevas penas.
En este tercer círculo se encuentra el Can Cerbero: fiera cruel y aviesa, que ladra con las tres cabezas sobre la gente sumergida en el fango.


También Cerbero es un personaje del Averno de Virgilio (Eneida, libro VI, v- 417) y la descripción de Dante se basa en la de su maestro, pero aquí la bestia es más monstruosa, ya que es una descripción entre humana y bestial y por el hecho de que Cerbero traga el fango tirado por Virgilio, no una focaccia embebida de somnífero como sucedía en el viaje de Eneas, viene descrito con los ojos rojos, la barba grasienta y negra, la panza inflada y las manos con uñas (no "piernas y garras") con las cuales araña los condenados y los lastima, además con sus gritos los hace enloquecer de tal forma que quisieran ser sordos.
En la mitología Cerbero es símbolo de codicia (por eso lo encontramos en este canto) y también de discordia, por las luchas entre las tres cabezas: no es casualidad que en el canto se hable de las discordias florentinas.
Cuando Cerbero ve a Dante y Virgilio abre la boca y muestra sus colmillos, sin tener calmo ningún músculo; entonces Virgilio relaja las manos y tira en sus rugientes fauces dos puños de tierra, que la bestia se apresura a comer, como aquellos perros que deseosos de la comida ladran y después se callan apenas la obtienen.
La pena de los golosos es un castigo de contrapaso por analogía genérica: en cuanto en vida se parecieron a bestias entonces están obligados a estar en cuclillas como animales, en su inmundicia y flagelados por la intemperie, de hecho están postrados a tierra y la lluvia los hace gritar como bestias, ellos se chocan entre sí (arrastrándose como gusanos).
En este canto el contrapaso, además que por analogía, puede ser por paralelismo: como en vida los golosos fueron en busca de delicias culinarias, así en el infierno están obligados a estar echados en el fango bajo una lluvia pesada y maloliente.

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